No se le puede negar cierta habilidad y avidez a la izquierda y a sus círculos allegados para alzarse como los grandes valedores y adalides de la cultura. Parece haber calado en la sociedad española en general, y en la murciana y caravaqueña en particular, la idea de que es esta ideología y sus gobernantes los que defienden, preservan e impulsan un concepto tan importante y, por otro lado, tan genérico y ambiguo como el de la cultura. Sin entrar a preguntarnos qué es la cultura, pues es un término con significados tan amplios y variados a lo largo de los siglos que es debate que se escapa al objeto de estas líneas, no podemos olvidar que Caravaca de la Cruz siempre ha sido, en contra de lo que se quiere hacer creer ahora, y más allá de quiénes hayan dirigido sus designios desde la Casa Consistorial, un pueblo con numerosas inquietudes literarias, pictóricas, teatrales o musicales, por poner algunos ejemplos. Algunas de estas manifestaciones han sido representadas por nombres propios que, en diferentes épocas y generaciones, han sobresalido por sus cualidades académicas, artísticas o de otra índole, siendo referentes de ese concepto tan ambiguo que llamamos 'cultura'.
En los últimos años, durante gobiernos del PP, la cultura no fue la hermana pobre de Caravaca, y los datos lo corroboran. Basta un simple vistazo a las hemerotecas para recordar la incesante actividad llevada a cabo por concejales como Pepe Ferrer, Orencio Caparrós o Marí Cruz Martínez, donde no sólo se continuaron exitosas actividades iniciadas por anteriores equipos de Gobierno de otros signos políticos, sino que se pusieron en marcha numerosas iniciativas, algunas estrictamente municipales y otras con la colaboración de la administración regional.
Los ejemplos son muchos, pero un buen punto de partida puede ser recordar la adquisición y rehabilitación de la antigua iglesia de la Compañía de Jesús y su reconversión en sala de exposiciones y actos culturales. Su inauguración se hizo coincidir con la exposición 'La ciudad en lo alto', en el año 2003, un hito de tal calidad y magnitud que es difícil que se vuelva a repetir en Caravaca. Desde entonces, la Compañía ha acogido numerosas exposiciones de todo tipo, destacando las dedicadas a los escultores José Carrilero o José Campillo, o aquella en la que se inundó de homenajes pictóricos al Quijote de Cervantes cuando se cumplieron los 400 años de su publicación en el año 2005.
La reforma del Teatro Thuillier permitió que el coliseo de la plaza Nueva fuera más cómodo y accesible, y que volvieran a pisar sus tablas actores y actrices consagrados, como Concha Velasco, Lola Herrera, Pepe Sancho o Carlos Valladares, y compañías murcianas, locales o de teatro aficionado. El Thuillier siempre ha sido un teatro abierto a todos, a todas las sensibilidades y corrientes, también a grandes conciertos de todos los estilos musicales. Y para acercar el teatro a los vecinos más alejados se celebró durante varios años el ciclo de teatro infantil en pedanías.
Hablando de música, y sin adentrarnos en la labor educativa que el Conservatorio Profesional está desarrollando, tampoco podemos obviar que la actividad ha sido incesante. Es imposible recordarlo todo, pero podemos destacar el ciclo ECOS, que se desarrolló en diferentes espacios históricos de la Región, siendo Caravaca una de sus pocas sedes. El festival 'Vaca Pop', patrocinado por una empresa local, el ciclo 'A la luna de Barranda' que se inició en el Museo de la Música Étnica con nombres como Jorge Drexler, o los conciertos que llegaron dentro de la programación de los años jubilares o del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, por citar algunos ejemplos, ponen de manifiesto que la música nunca ha cesado en nuestra ciudad.
Excavaciones arqueológicas, apertura de museos, restauración de bienes muebles e inmuebles, como retablos, pinturas, esculturas o imágenes de la Semana Santa, y un sinfín de iniciativas que sería imposible resumir en estas líneas nos ponen de manifiesto que la cultura no es patrimonio de nadie, y que Caravaca siempre, siempre, ha apostado por ella en sus más variadas manifestaciones.