Así no se puede jugar. Es una frase que me repito cuando tengo que leer los ataques rastreros y dañinos que desde el PSOE de Caravaca se diseñan de una forma casi obsesiva no ya contra mi partido, sino contra mi propia persona. Y es que más de uno esperábamos otra forma de hacer política cuando iniciamos esta etapa liderada por un gobierno en minoría, más ocupado de atacar a la oposición que de hacer sus deberes, sobre todo cuando se trata de tapar errores graves como la suspensión de forma arbitraria del convenio con la Agencia Tributaria de la Región de Murcia que no sólo deja sin oficina liquidadora de impuestos estatales a Caravaca, si no que puede tener unas graves consecuencias para la maltrecha tesorería de nuestro ayuntamiento.
Pero también os confieso que ese estado de desánimo se diluye rápido de mi cabeza, porque mi confianza en los caravaqueños y mi compromiso con Caravaca es mucho más fuerte. Sin embargo me preocupa, y por qué no confesarlo, en ocasiones hasta me atemoriza, que esta sea la batalla que toque lidiar cada día durante este tiempo y qué imagen quedará en algunos de mis vecinos tras tanto intento de demonizarme.
Un interés partidista en desviar la atención pública y una diferente vara de medir hace que cada palabra, cada gesto, cada propuesta sea susceptible de un ataque público, cocido por unas pocas, muy pocas personas, que no dudan en filtrar información falsa a articulistas o medios o publicarla en las redes sociales, tanto en perfiles oficiales como en perfiles falsos creados a tal fin. Y la mayor parte de los ataques tienen una misma diana: un concejal de la oposición que, con muchas más ganas que experiencia, trata de ejercer de portavoz del Grupo Municipal Popular.
Sin ir más lejos, este pasado sábado me iba a la cama viendo cómo las páginas oficiales del Partido Socialista de Caravaca ponían el grito en cielo inmediatamente después de que se publicara un artículo en el que se criticaba que yo había subido en coche al castillo para el sorteo de la Lotería Nacional, mientras el señor alcalde lo hizo andando. ¡Fíjense ustedes qué delito! Esta información encima es falsa, porque subí andando, ya que de sobra sé que el acceso está cortado el tráfico, de forma desastrosa, por cierto. Fue a mitad de la cuesta del Castillo cuando mi compañera Noelia Arroyo, consejera de Cultura y portavoz del Gobierno Regional, nos vio a mí y a mi compañera Mónica y paró el coche para saludarnos y hablar con nosotros un instante antes el inicio del acto.
En cuanto a este caso anecdótico (les aseguro que los hay mucho más duros), pero sí ilustrativo de lo que está pasando en la política local, dicen las fuentes oficiales del PSOE (cito textual) "que hay gestos que delatan y que hay detalles que marcan la diferencia". Pues miren ustedes, señores dirigentes socialistas, yo no sé a qué diferencias se refieren, lo único que sé es que todos los días intento cumplir con mi deber de la mejor forma que sé y puedo y con el mayor respeto hacia los caravaqueños.
Y lo hago también humildemente, porque he tenido que serlo desde bien pequeño. ¿A qué diferencias, a qué detalles se refieren? Creo que se confunden porque yo no gano nada con esto, nada económicamente, claro está, pero aunque sé que les fastidia, lo seguiré haciendo con ilusión, con empuje y la enorme responsabilidad de no defraudar a nadie. Así que, seguiremos jugando, pero con unas reglas éticas mínimas, no con vuestro juego.
He abusado quizás, amigo lector, de tu paciencia y confianza. Sé que poco le importa a la gente esta política vieja y poco útil, pero he sentido la necesidad de hacer una excepción, robarte un poco de tu tiempo y pedirte que cuando veas una crítica de esta calaña, sepas que quizás haya detrás una propuesta, un debate, un problema, que el Partido Socialista trata de ocultar, aunque para ello tenga que atacar a las personas.