Caravaca celebró el pasado 14 de septiembre la fiesta de la Exaltación de la Vera Cruz. El Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, presidió la celebración de la Eucaristía en la que volvió a recordar a los caravaqueños la importancia de ser custodios del Lignum Crucis. Les explicó cómo ha actuado Dios a lo largo de la historia de la salvación: “Dios siempre está, a veces pareciera que está oculto, que se ha escondido, pero siempre está y sigue actuando”. Mons. Lorca invitó a los presentes a plantearse una pregunta: “¿Qué quieres, Señor, de mí?”, para así poder emprender un camino “de devoción, de servicio y de entrega”. Una vida que, según el Obispo, es posible si se cumplen tres pasos: negarse a sí mismo, cargar con la cruz y seguir al Maestro.
Durante la celebración, Mons. Lorca impuso el escudo de oro de la Cofradía de la Vera Cruz a la anterior hermana mayor, Elisa Giménez-Girón, quien agradeció a Dios el tiempo al frente de la Cofradía por haberle permitido “ser instrumento para difundir el mensaje de la cruz donde murió nuestro señor Jesucristo”.
Al finalizar la misa, comenzó la procesión con la Sagrada Reliquia alrededor del recinto amurallado. El Obispo portaba, bajo palio, la Vera Cruz, acompañado por los Armaos, la compañía que custodia a la patrona de Caravaca cada vez que abandona su santuario, y por la nueva hermana mayor, María del Carmen López, y su junta representativa. Terminada la procesión, la Vera Cruz bendijo la ciudad y sus campos desde los cuatro puntos cardinales.