Siempre he pensado que si bien la colectividad de ciudadanos es más protagonista que los individuos, tomados de uno en uno, sin embargo también soy de los que creen que son, a menudo, esos individuos quienes marcan, también, el devenir de los acontecimientos.
Me imagino que sin ser yo persona que haya tenido un papel sustancial en la historia local, al modo que lo tuvieron Pedro García-Esteller y unos pocos más, no es menos cierto que cada vez que salgo a la calle me encuentro con que muchos vecinos me interpelan para saber cómo y por qué se me ha ocurrido aparecer, nuevamente tras quince años, en unas listas para las elecciones locales; tengo que aclarar que a parte de muchos amigos, y sobre todo conocidos, no se olvide que me parieron en este pueblo, he tenido, a lo largo de mi vida profesional, mas de tres mil alumnos de Caravaca en su sentido amplio, y quieras que no soy, digamos, que conocido en los ambientes locales.
Me agrada que me paren por la calle y me pregunten lo que vean por conveniente, pero para contestar a aquellos que no lo hacen, por prudencia o por respeto a una cierta edad que tengo, pero igualmente se lo preguntan, quiero dejar por escrito el por qué de mis razones a la hora de aparecer en unas listas electorales municipales. Razones que seguramente comparten algunos de los compañeros y viejos amigos que aparecen en esas listas, como Pepe Ferrer, Pedro Pozo o Paco Romero.
Primero, y principal, amo mi tierra. Somos pocos, y unos privilegiados, "los caparroses" que hemos podido vivir en este pueblo del que tantos han tenido que emigrar; tradiciones, patrimonio, paisajes, van con nosotros, nuestros corazones los llevan, que diría Antonio Machado. Recuerdo cómo me deprimió vivir un año en la Mancha, tan llana, sin nuestros montes, sin nuestro perfil urbano, tan singular e interiorizado como una madre que te abraza. No soy un tipo excesivamente sentimental, aunque algo sí, detesto el nacionalismo, pero el amor a la tierra es otra cosa; es natural y sano, es lo que somos, y no va contra nadie. Se sabe lo que se quiere cuando no se tiene. Caravaca es nuestro primer apellido, después están los otros.
Segundo. Conocí a José Francisco García siendo alumno mío, en alguna otra ocasión lo he referido, me pareció trabajador, serio e íntegro. Con el tiempo esa percepción primera no ha hecho más que agrandarse, amante de la familia, buen amigo de sus amigos y de todo el que quiera serlo, dispuesto siempre a empatizar con los problemas ajenos, defensor contra las injusticias, sensible ante los valores tradicionales que nos conforman como comunidad y que van desde la ecología hasta el patrimonio material e inmaterial, gestor como profesional de lo propio y lo común. No voy a cansar con calificativos que se podrían hacer interminables; sólo uno más, valiente y lúcido como pocos, lo ha demostrado y en ello sigue. Caravaca de la Cruz no merece menos que un perfil así para representarla. Estoy convencido de que con una persona de este carácter en la Alcaldía Caravaca, los caravaqueños recobraríamos la ilusión en un futuro que ya está aquí.
Tercero. Cuatro años perdidos. Cuatro años manteniendo calumnias insostenibles, demostradas como tales por sentencias judiciales, cuatro años justificados en la rebaja de una deuda presentada como real y que no era más que otra impostura demostrada con datos veraces. Algún que otro profesional de la mentira, llámese Enrique Fuentes, o como se llame, han intentado convencer a un pueblo de sus bondades a base de la descalificación de los demás. Pinocho no es neutral cuando de verdades y mentiras se trata. La misma nada ha sido el resultado de ese, digamos, experimento de quienes, siguiendo las consignas de González Tovar, seguida en varios pueblos de la Región, y ayudado por supuestos justicieros locales, ahora silentes, iniciaron una 'vendetta' contra las personas, vía penal, y desafortunadamente continuada por D. José Moreno, que como toda disculpa confesó, no sé si sabía bien lo que decía, "que no se dio cuenta de lo que firmaba porque no lo leyó" (sic), refiriéndose al tema de la calle asfaltada del polígono industrial. Cuatro años de los que cualquier persona decente desearía pasar página.
Ahora que nos toca votar nuestro próximo Alcalde, permitirme todos, amigos y conocidos, a todos los que me habéis tratado y sabéis que no tengo muchas manchas (alguna habrá porque soy humano), ni intereses espurios, que os pida el voto para José Francisco. Como reza el eslogan del PP local, "No es política, es Caravaca de la Cruz". Quien quiera que me pregunte por qué vuelvo a meterme en sembrados, no tengo otra respuesta que la hasta aquí dada, y si queréis simplificar quedaros con que me gusta mucho la síntesis de Santo Tomás sobre el valor de "la verdad, la unidad y la bondad que deben presidir los actos humanos", además, como diría el escorpión a la rana "va en mi naturaleza", no muerdo como el escorpión, pero no me callan. Eso es todo. Pero, insisto, por favor creerme una vez más y ayudar a cambiar el estado de cosas de este pueblo, ayudar a que tengamos un futuro, que nuestros hijos y nosotros nos merecemos, con ilusión y perspectivas de futuro. Salgamos de la misma nada.