Con motivo del 450 aniversario de la fundación del Convento de los Jesuitas en Caravaca de la Cruz, la Concejalía de Cultura, en colaboración con un grupo de artistas y la Fundación Robles Chillida, celebra el viernes 7 de septiembre un concierto teatralizado, en el que se mezclarán dos disciplinas de las artes escénicas, como son el teatro y la música.
El escenario escogido es el antiguo claustro del colegio jesuita, donde a las 21.00 horas se podrá escuchar a la formación de música antigua 'Ministriles de San Miguel', junto a la soprano Pepi LLoret y los actores Luis Martínez y David Berbell. El acceso será gratuito hasta completar aforo.
"Comenzaremos la programación cultural de septiembre con la conmemoración de una efeméride muy destacada en la historia de Caravaca, para lo cual se ha preparado una actividad especial con instrumentos de la época y piezas teatrales basadas en la presencia de la orden jesuita en nuestra ciudad", según ha destacado el edil de Cultura, Óscar Martínez.
Por su parte, el actor Luis Martínez ha subrayado que "detrás de este espectáculo, hay un importante trabajo de estudio y documentación para mostrar al público acontecimientos históricos, anécdotas y, en definitiva, luces y sombras de la presencia de los Jesuitas en Caravaca de la Cruz". A través de la escenificación se conocerán diferentes hechos que acaecieron en el antiguo convento caravaqueño gracias a los estudios realizados por el historiador Indalecio Pozo, todo ello con una elaborada trama dramática que será acompañada por música de la época de la fundación.
La música será la de los instrumentos que conformaban la antigua agrupación de las capillas de las iglesias españolas, así como de las "bandas musicales" que desfilaban por las calles durante los siglos XVI, XVII y XVIII, conocidos como los ministriles. Con las antiguas armonías, los timbres de los instrumentos y la puesta en escena de una serie de acontecimientos ligados al convento, se pondrá descubrir la historia de este colegio y la estancia de esta orden en la villa de Caravaca, como parte destacada de la historia de la ciudad.
La fundación jesuítica en la villa de Caravaca viene auspiciada por Miguel de Reina, quien en torno a 1563 muestra su intención de patrocinar el establecimiento de esta congregación, con el fin de dar instrucción a los jóvenes del lugar. Con posterioridad, otros vecinos de la villa se unirían a su empeño; consiguiendo que se implicara el Concejo Municipal, que fue el que cedió la Ermita de San Bartolomé y un huerto anexo. Finalmente, el 30 de agosto de 1568 el mismo Francisco de Borja encarga al Padre Bartolomé de Bustamante, experimentado y anciano arquitecto de la orden, la fundación de este convento con la realización de los edificios necesarios para la misma; éste es ayudado en su ardua tarea por el maestro de obras Juan Lezcano, también miembro de la Compañía.