El cambio climático es una realidad innegable en todas las latitudes del planeta; son más de 2.000 movilizaciones las que se han desarrollado en todo el mundo, desde el 20 al 27 de septiembre, denunciando la crisis ecológica con una demanda clara: impedir el aumento de la temperatura global reduciendo las emisiones de CO2 en un 100% para el año 2.030 bajo el principio de justicia social. Las marchas han atraído a jóvenes de todo el mundo, movilizando a más de 4 millones de personas en más de 160 países, convocatoria solo superada por la movilización del pasado viernes 27, último día, en el que se convocaba la huelga mundial por el clima como colofón de una intensa semana reivindicativa y de sensibilización por el clima.
El pasado lunes, 23 de septiembre, se celebró la Cumbre de Acción Climática que reunió en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de Nueva York a sesenta presidentes y primeros ministros, además de representantes de ciudades comprometidas con la lucha contra el calentamiento global y de grandes compañías. También ha contado con la presencia de la joven activista sueca Greta Thunberg, premiada por la ONU, que, a sus 15 años, consiguió el pasado 2018 remover las conciencias en el Parlamento Sueco y en buena parte del mundo con su discurso clamoroso y audaz en favor de la acción climática y su impulso de la conversación global sobre el calentamiento de la Tierra, con un efecto muy positivo en los jóvenes, especialmente en movimientos estudiantiles.
Es emergencia climática por su gravedad y porque no es solo un problema para el futuro. Las causas y efectos del cambio climático están aquí y no solo tienen relación con espacios lejanos como la selva amazónica, el deshielo de los polos, la subida del nivel del mar o los mares de plástico. El problema lo tenemos aquí, más cerca de lo que mucha gente imagina. La contaminación atmosférica causa más de 800.000 muertes prematuras al año en Europa y acorta la esperanza de vida en 2,2 años, de media, por persona. Sin ir más lejos, en Caravaca se vienen dando los niveles más elevados de contaminación por ozono troposférico de toda la Región de Murcia pero, como es un gas incoloro e inodoro y la Comunidad Autónoma no lo divulga, la mayoría de la población lo desconoce aunque sufra sus efectos.
También conviene señalar el deterioro que se viene produciendo en los servicios eco sistémicos que son los recursos o procesos de los ecosistemas naturales (bienes y servicios) que benefician a las personas. Por poner otro ejemplo local, es alarmante la gran disminución de caudal del río Taibilla, afluente del Segura que otrora posibilitó la expansión urbanística e industrial de casi toda la región y buena parte de la provincia de Alicante y que, actualmente, debido a la minoración de su caudal precisa de más aportaciones del trasvase Tajo- Segura.
Declarar la emergencia climática requiere que todos los estamentos políticos y las administraciones públicas asuman compromisos reales, mucho más ambiciosos que los actuales, con la consignación de recursos económicos para hacer frente a esta crisis. Por eso, la transición ecológica y el impulso de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2.030 de la ONU es una prioridad para los socialistas y una gran oportunidad para nuestro país, nuestra región y el conjunto de nuestros municipios. Y por este motivo, Pedro Sánchez ha creado el Alto Comisionado para la Agenda 2030 que, bajo la dependencia directa del Presidente del Gobierno, se encarga de la coordinación de actuaciones para el cumplimiento de los 17 objetivos de desarrollo sostenible incluidos en dicha agenda, entre los que se encuentra la eliminación de la pobreza, la lucha contra el cambio climático, la educación y la igualdad de la mujer; y si en la Región de Murcia gobernara el PSOE, Diego Conesa habría nombrado ya, como prometió, un comisionado con rango de director general que supervisaría la Agenda 2030 transversalmente a la acción del gobierno, en todas y cada una de las consejerías.
Por nuestra parte, desde el Grupo Municipal Socialista entendemos que el municipio de Caravaca de la Cruz no debe quedar al margen, y hemos presentado una moción de urgencia al pleno municipal proponiendo la declaración de Emergencia Climática para que nuestro ayuntamiento, al igual que otros muchos en el ámbito de sus competencias, asuma el compromiso de reducir los gases de efecto invernadero, abandonando los combustibles fósiles, apostando por la energía 100% renovable, la alimentación sostenible, la economía circular y la reforma del sistema de movilidad, entre otros. Se trata de avanzar hacia un desarrollo mucho más sostenible, donde, por encima del crecimiento económico esté la supervivencia del Planeta incluyendo nuestros ecosistemas más cercanos, de los que dependemos, que nos deben seguir proporcionando servicios económicos, bienestar y salud para las personas.