En el Pleno del pasado lunes y en la nota de prensa posterior, los socialistas caravaqueños han vuelto a hacer gala de su falta de apego a la verdad al referirse al endeudamiento municipal y a los salarios de los tres funcionarios jefes de área municipales con el complemento de exclusividad.
Es radicalmente falso que en nuestro Ayuntamiento algunos funcionarios estén cobrando sueldos propios de un ministro. El PSOE compara el salario bruto recogido para dichos funcionarios en nuestros Presupuestos, con el salario neto que percibían mensualmente los ministros socialistas, lo que evidencia su ánimo sembrar confusión y de engañar a la opinión pública. De la cantidad que nuestros Presupuestos consignan para los funcionarios municipales con mayor responsabilidad hay que descontar impuestos, seguros sociales y otros conceptos, debiéndose además dividir lo que resulta por catorce pagas, lo que arroja un salario neto a percibir muy inferior al de los ministros del Gobierno socialista mencionados en el Pleno por el PSOE, con la particularidad añadida de que nuestros funcionarios, al contrario que los exministros, sí hacen bien su trabajo.
Es rotundamente falso que nuestro Ayuntamiento se encuentre entre los más endeudados de la Región. De hecho, resulta grotesco que el portavoz socialista diera lectura en el Pleno a una supuesta lista de los ayuntamientos más endeudados en la que, figurando el nuestro en quinto lugar, no estaban delante los de Murcia, Cartagena o Lorca, ciudades que por tamaño es evidente que nos superan con mucho en deuda. Pero más grotesco es aún que en la falsa lista del PSOE no nos antecediera Moratalla, que tras cuatro años de gobierno municipal socialista se encuentra en la más absoluta ruina, teniendo a sus trabajadores sin cobrar durante meses.
Muy al contrario de lo que dicen los socialistas, la gestión de la deuda realizada por el Ayuntamiento ha permitido que casi la totalidad de la misma esté financiada a largo plazo con entidades financieras y no existan en nuestro caso los grandes "cajones" de facturas sin reconocer que se están descubriendo ahora en muchas administraciones socialistas.