La exposición consta de 8 paneles de texto y 36 reproducciones a tinta de planos y dibujos originales conservados en varios Archivos del Ejército, en Madrid, en la Casa del Mapa de Murcia, Archivo Municipal de Caravaca, además de algunas colecciones particulares de nuestra ciudad. También incluye copias fotográficas a gran formato de los proyectos originales del Ayuntamiento de la entonces villa de Caravaca (Jaime Bort, 1747) y de la Capilla del Baño o Templete de la Santa Cruz (José López, 1762).
A través de este seleccionado repertorio es posible analizar la evolución urbana de la ciudad de Caravaca de la Cruz, sobre todo a raíz de la apertura de la Gran Vía en 1921, en aquella época llamada Primo de Rivera. En los planos aparecen localizados los edificios públicos civiles y religiosos más destacados, las industrias, carreteras, además de las principales infraestructuras públicas como el trazado de la antigua red de aguas potables, centros de producción, redes eléctricas, telefónicas, telegráficas, etc.
La exposición se completa con un anexo dedicado al proyecto histórico de trasvase de agua desde algunas áreas del Campo de Caravaca (Archivel, Barranda, Benablón, Singla, Caneja, Navares) hasta las ciudades de Lorca, Murcia y Cartagena. Proyecto iniciado y, por fortuna para nosotros, no concluido, que remonta sus orígenes a la Baja Edad Media y que alcanzó su punto álgido en los años centrales del siglo XVIII, entonces incluyendo en el trasvase a los caudalosos ríos Castril y Guardal, en las tierras del señorío de la Casa de Alba. En dicho proyecto redactado al final del reinado de Felipe V, tuvo una señalada participación el famoso ingeniero Sebastián Feringán, quien llegó a calificar al conjunto de este proyecto hidráulico como uno de los más importantes a realizar en
España.
Aunque el poblamiento y las murallas de Caravaca de la Cruz se remontan probablemente a los siglos XI-XII y siendo cierta la existencia de un caserío consolidado en el Cerro del Castillo durante la segunda mitad del siglo XV, el casco urbano de la Villa no gozó de representación gráfica conocida hasta mucho tiempo después, concretamente hasta el bienio 1810-1811, cuando los militares españoles levantaron los primeros croquis del perímetro y entorno próximo, precisando especialmente la situación de las vías de comunicación, cerros y montículos circundantes, además del trazado del río Argos. En realidad, los topógrafos del Tercer Ejército no pretendían realizar un verdadero plano de la Villa con sus calles, manzanas y edificios principales definidos y a una escala suficiente, sino más bien disponer de un dibujo aproximado del contorno urbano y de los principales accesos para, llegado el caso, procurar su defensa y avituallamiento, incluyendo como lugares principales para salvaguardar al castillo-fortaleza, donde se veneraba a la Santa Vera Cruz, la iglesia mayor de El Salvador y la plaza pública. Entre 1890-1895 el Consistorio local encargó los primeros Planos de Población propiamente dichos en los que ya aparece dibujada la ciudad y huertas inmediatas, las iglesias, ermitas y conventos, la Plaza de Toros inicial construida en 1880, la Glorieta, varios tramos descubiertos de las acequias de Mairena y Las Fuentes, los ingenios hidráulicos más próximos al núcleo urbano y las dos carreteras construidas hasta entonces, como eran las de Cehegín-Murcia y La Puebla de Don Fadrique-Huéscar. En estas primeras labores cartográficas locales jugó un papel destacado don Antonio de Béjar y Ciller, ingeniero de obras públicas y empresario afincado en Caravaca.
En 1926 se realiza un nuevo plano de la ciudad, algo más detallado que los anteriores, obra del ingeniero local don Ángel Blanc y Perera, que ya incluye el principal ensanche de la ciudad con el trazado y apertura de la Gran Vía, además de algunos recordados edificios construidos en sus márgenes como el Gran Teatro Cinema o el Garaje Ford.
En 1932-1933 se elabora un nuevo plano de la ciudad a escala 1:2.000, en esta ocasión gracias a la iniciativa del Estado a través de la Dirección General del Instituto Geográfico y Catastral. Las cinco Hojas de que consta contienen un artístico reflejo del casco urbano, especialmente los pliegos que el topógrafo Joaquín Bayou dedicó al Barrio de San Francisco-Calvario y la Carretera de Moratalla-Los Andenes.
Por último, en 1941 se realiza el Plano General de la ciudad de Caravaca a escala 1:3.000 que incluye también la totalidad de servicios públicos, administrativos e infraestructuras, tanto urbanas como periféricas, centros educativos, depósitos de agua potable, redes eléctricas y telefónicas, poniendo al día la planimetría de la República. Este plano permanecerá vigente prácticamente hasta principios de los años sesenta.