La casualidad y el destino han querido que, a pocos días del comienzo del Año Santo 2010, sea descubierta la primitiva puerta de acceso al Castillo de Caravaca de la Cruz, por donde ingresaron a la fortaleza los peregrinos y personajes destacados que visitaron el lugar desde la Edad Media hasta el siglo XVII. Este importante hallazgo se ha producido cuando se ejecutaba el proyecto de construcción de unos aseos complementarios a los existentes en el interior del recinto amurallado, junto a la actual puerta de acceso.
El alcalde de Caravaca, Domingo Aranda; el director general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Enrique Ujaldón, y el director de los museos de Caravaca Jubilar, Indalecio Pozo, han presentado hoy este hallazgo, acompañados del arquitecto director las obras, Juan Francisco Navarro, y la arqueóloga encargada de realizar los trabajos, Silvia Martínez. Aranda y Ujaldón han manifestado su satisfacción por este descubrimiento, que supone una muy buena noticia para la arqueología de la Región de Murcia. Asimismo, han informado que en las próximas semanas los arqueólogos continuarán con el trabajo de campo para la consolidación y estudio de los restos.
Entre los restos encontrados hay que reseñar la aparición de tramos de las antiguas murallas del castillo, constituidas por un lienzo de muralla de tapias, de época medieval, y, fundamentalmente, destaca la puerta monumental que daba acceso al castillo de Caravaca que obliga a replantear la cronología de la portada actual y a revisar toda la bibliografía científica reciente sobre la estructura y organización del castillo hasta bien entrado el siglo XVIII.
Durante la rueda de prensa han explicado que se optó por emplazar los aseos en este lugar, desechando otras posibles ubicaciones, precisamente porque del análisis de la documentación disponible ningún indicio permitía presagiar que podría haber restos enterrados, y mucho menos de cierta entidad. Sin embargo, la realidad y el desarrollo ulterior de las obras ha resultado muy distinto al vaticinado: el hallazgo de importantes elementos arquitectónicos de carácter monumental que permanecían soterrados y que eran completamente desconocidos hasta el presente.
“El hueco de la puerta interior que se ha localizado se encontraba tabicado y oculto complemente en un nivel inferior al de la explanada y, por tanto, resultaba imposible llegar a su interior sin excavar previamente”, ha informado Indalecio Pozo, quien ha argumentado que la actual puerta de acceso al Castillo se abrió en 1616 para la entrada de los bueyes que portaban los materiales necesarios para la ejecución de la obra de nuevo tempo de la Santa Cruz. “Durante algunos años de la primera mitad del siglo XVIII las descripciones del Castillo mencionan ambas puertas, pero siempre dicen que la primera puerta conforme se subía al castillo, o sea la de la torre, estaba cerrada por una reja de madera y dentro había una imagen del Cristo del Milagro, tratándose de una especie de capilla. Es muy probable que el culto de esa ermita se eliminara durante la Guerra de la Independencia o las Guerras Carlistas. Más tarde, con la Peregrinación Nacional de 1907 la ermita y las estancias anexas se utilizaron como albergue o asilo de peregrinos”, ha explicado.
Según los informes elaborados, “podemos pensar que por esta puerta ingresaron en el castillo los peregrinos y todos los personajes importantes que visitaron el lugar hasta el siglo XVII, como los maestres santiaguistas Lorenzo Suárez de Figueroa y el infante don Enrique, o el propio rey Fernando el Católico cuando, de vuelta de la toma de Huéscar en el verano de 1488, pasó por Caravaca y fue a adorar a la Vera Cruz, donando una lámpara para la reliquia cuya pieza, refundida en 1781, aún se conserva”.
La puerta que se ha encontrado está trazada en el espacio central de la planta baja de la torre. Su estructura básica está constituida por un estrecho tránsito de 2,50 metros de anchura y probable planta rectangular, dispuesta en sentido transversal al eje mayor de la torre, mientras que los costados de la misma están ocupados aparentemente por cuerpos macizos o cubos cuadrangulares construidos de tapial de tierra. La entrada está cubierta por bóveda de cañón en sillería lo que acentúa aún más la sensación de nave alargada y pasillo. Bajo el extremo oriental de la bóveda, a la parte interior del castillo, encontramos la portada interna formada por arco de medio punto de luz con dovelas de piedra amarillenta, muy bien conservado. Todavía no se hallado el imprescindible arco opuesto del lado occidental, correspondiente a la portada externa.