Caravaca de la Cruz reunió ayer a más de tres mil personas que participaron en la Peregrinación Jubilar de Familias, convocada por el Obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, en la Jornada de la Vida. Haciendo eco del lema escogido para esta Jornada –“Por amor di sí a la vida”- , familias de toda la Región, además de peregrinos de Alicante, Granada y Albacete, se reunieron ayer junto a nuestro Pastor, el Delegado de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, D. José Antonio Abellán, el Vicario de la Zona de Caravaca – Mula, D. Alfonso Ortiz, varios sacerdotes diocesanos, seminaristas y religiosas para orar por esta intención.
El acto comenzó con un Rosario por la Vida que partió desde la Plaza Elíptica, presidido por la imagen de la Virgen del Rosario de Caravaca. Acompañados por el repique de campanas, continuaron en procesión hasta la Basílica – Santuario de la Vera Cruz, en cuya explanada se celebró la Santa Misa, presidida por Mons. Lorca Planes.
El Sr. Obispo animó en su homilía a los matrimonios a crecer en la fidelidad cotidiana, remarcando que “la fuerza del matrimonio y la comunión familiar es el amor”. Lorca Planes explicó que la familia es una “comunidad de vida”, una “comunidad de amor”, la cual hallará todo su cumplimiento en el Reino de Dios. Para que esto sea posible, el Pastor de Cartagena señaló que “se requiere un clima de benévola comunicación entre el cónyuge y su esposa”, lo que contribuirá a la formación de los hijos. Asimismo, expuso cuatro cometidos para la familia que parten del amor: la formación de una comunidad, el servicio a la vida, la participación en el desarrollo de la sociedad y la participación en la vida y en la misión de la Iglesia. “Estamos contemplando la llamada de actualizar en nosotros esta invitación a vivir en el amor en la familia y como cristianos”- afirmó Mons. Lorca. “Que la Virgen María nos ilumine- rogó el Sr. Obispo.- A Ella os encomiendo para que imitándola en todo, crezcamos en santidad”.
Después de la celebración, los fieles accedieron al interior de la Basílica, donde se les dio a besar la reliquia de la Santa Cruz. A su vez, se les invitó a “adoptar espiritualmente” a un niño, cuyo nombre sólo Dios conoce, durante nueve meses. A través de unas estampas que se repartieron con una oración, todos los que lo deseen podrán rezar por la salvación de ese niño en el seno materno y para que tenga una vida justa y honesta en su nacimiento.
Que Nuestra Señora acoja en su seno a todos los niños y a los que están por nacer e infunda a los padres su propio Corazón de Madre para educarlos y formarlos como Ella lo hizo con su Divino Niño Jesús.