Esta mañana se celebraba la Solemne Apertura Año Santo 2010 con una ceremonia presidida por el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española y concelebrada por el Arzobispo de Zaragoza, D. Manuel Ureña Pastor, el Obispo de Cartagena D. José Manuel Lorca Planes, el Obispo Emérito de Cartagena D. Javier Azagra y el Obispo de Albacete D. Ciriaco Benavente. La misa de apertura ha tenido lugar a las 10.30 horas en la explanada de la Basílica-Santuario de la Vera Cruz. A las 8:30 horas las autoridades se concentraban en la plaza del Arco para dirigirse a Convento de las Madres Claras donde recogían una Bandeja de Flores y otra con Purificaciones para ofrecerlas a la Santísima y Vera Cruz durante la Eucaristía. Antes de la subida al Castillo, se procedía también a la apertura del Libro del Peregrino en la parroquia de El Salvador.
Finalizada la ceremonia religiosa, a las 13.00 horas, ha tenido lugar en el Castillo una exhibición de paracaidismo a cargo del Escuadrón de Zapadores del Ejército del Aire de la base de Alcantarilla. Un grupo de paracaidistas efectuaba varios saltos de precisión portando la Bandera Nacional y el logotipo del Año Santo 2010.
Al acto de apertura del Año Santo 2010 ha contado con la presencia del presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel; del presidente de la Asamblea Regional de Murcia, Francisco Celdrán; del delegado del Gobierno en la Región de Murcia, Rafael González Tovar, del Hermano Mayor de la Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca D. José Luis Castillo Guerrero y la junta representativa de la Cofradía, Domingo Aranda Muñoz Alcalde de Caravaca junto con la Corporación Municipal, así como numerosos integrantes del gobierno regional y autoridades eclesiásticas y militares.
Han participado también en la ceremonia los miembros del Seminario Mayor Diocesano de Cartagena, del Seminario Redentoris Mater de Cartagena, del seminario de Castellón y seminaristas de Caravaca.
Para cerrar los actos de la Solemne Apertura del Año Jubilar 2010, a las 20.00 horas, la parroquia de El Salvador acogerá un concierto de la Coral Kodaly acompañada de la Orquesta de Cámara de Cartagena con dirección de José Bermejo. La trayectoria de la Coral Kodály está jalonada de numerosos premios en la mayoría de los concursos corales del estado, habiendo recibido el primer premio en los concursos de Ejea de los Caballeros, Cocentaina, Avilés, San Vicente de la Barquera, Cieza y Molina de Segura, entre otros. Como consecuencia de estos galardones, ha participado en cuatro ediciones del Gran Premio Nacional de Canto Coral.
LA SANTÍSIMA Y VERA CRUZ DE CARAVACA
La Cruz de Caravaca es un “lignum crucis”, un trozo de madera perteneciente al madero en el que fue crucificado Jesucristo.
Se conserva en un relicario en forma de cruz de doble brazo horizontal y uno vertical.
La importancia del símbolo no reside en la teca-estuche como erróneamente cree alguna gente, sino en la Reliquia contenida en el interior.
Se trata de una Reliquia avalada por su procedencia patriarcal de Tierra Santa y su vinculación a la Vera Cruz, descubierta en el siglo IV por el emperador Constantino (335-347) o por su madre santa.
Elena (según la tradición en el año 325-6) y de la que se hicieron tres parte, siendo entregada la primera al patriarca de Jerusalén y traídas las dos restantes a Constantinopla y Roma.
Tradición Histórica de la Aparición
Según la tradición histórica local, un acontecimiento maravilloso y único sucedió el tres de mayo de 1231.
El rey musulmán que dominaba la zona, Ceyt-Abuceyt, quiso conocer los distintos oficios de los cristianos apresados en el recinto amurallado. Entre ellos se encontraba el sacerdote Gines Pérez de Chirinos.
Así, ordenó al sacerdote cristiano celebrar la santa misa.
Comenzada la celebración eucarística, el sacerdote se detuvo explicando que no podía oficiar porque olvidaron traer una cruz, elemento imprescindible que tenía que estar sobre el altar para la celebración del sagrado sacrificio.
En ese preciso instante, por la ventana de la estancia, entraron dos ángeles del cielo portando el lignum crucis que colocaron en el altar.
El sacerdote recibió la Sagrada Cruz de manos de los ángeles ante la sorpresa de la corte del sayid y continuó la celebración.
De manera milagrosa la Santísima y Vera Cruz de Caravaca se había hecho presente permitiendo la celebración de la sagrada liturgia frente a Cristo Crucificado.
Ante la maravillosa aparición, el sayid y toda su corte se convirtieron al cristianismo.
LA REAL E ILUSTRE COFRADÍA DE LA SANTÍSIMA Y VERA CRUZ DE CARAVACA
Los orígenes de la Real e Ilustre Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca se remontan al siglo XIII cuando, según la tradición histórica, la Sagrada Reliquia apareció de forma milagrosa en el Alcázar-Santuario donde hoy se custodia. Hasta el siglo XVI no existe constancia documental que pruebe su existencia. Así, a partir de esta época son continuas las referencias a la Mayordomía y Cofradía de la Vera Cruz de Caravaca, quedando clara la presencia de la Cofradía de la Vera Cruz, de forma organizada, ya en el siglo XVI.
El reconocimiento eclesiástico, tanto del culto a la Vera Cruz, como a la importancia de su Cofradía viene ya testimoniado tanto en el siglo XVII como en el XVIII.
Durante el último cuarto del siglo XX se inicia una nueva etapa y camino a seguir para la proyección a nivel internacional de la Vera Cruz de Caravaca en su historia moderna que desemboca en la concesión del I Año Jubilar de la Vera Cruz de Caravaca en el 1981.
Tan solo quince años después, en 1996, tras la nueva concesión, se celebró el II Año Jubilar de la Vera Cruz fomentando y recuperando la tradición de peregrinar al Santuario para venerar la Santísima Cruz de Caravaca.
Desde este momento se trabajó con el anhelo de dar forma institucional a las celebraciones jubilares; este esfuerzo se vio compensado con la concesión por parte de Su Santidad Juan Pablo II (Penitenciaría Apostólica Port.
Nº2/98/1) de la celebración de este acontecimiento religioso cada siete años, de una manera fija y para siempre al Santuario y en torno a la Sagrada Reliquia del Lignum Crucis; celebrándose el primero en 2003 y contando con la visita de más de un millón de peregrinos que se postraron ante la Vera Cruz para ganar las gracias que otorga el Año Santo “in perpetuum” concedido por la Santa Sede.
RAZONES DE LA CELEBRACIÓN
La celebración se fundamenta en varias razones:
En la historia y presencia seculares de la Cruz en nuestra ciudad, alrededor de 780 años.
En la existencia de una tradición peregrinante en torno al Santuario y a la Cruz desde la época de la frontera medieval.
En constituir la Reliquia un símbolo eminente de la muerte y redención de Cristo.
Se trata de una reliquia especial.
En tratarse de un culto y devoción ininterrumpida desde el siglo XIII.
En haber trascendido su conocimiento y devoción a gran parte de Occidente
DON DEL JUBILEO.
Se establece la concesión de la indulgencia plenaria en las siguiente fechas: - El día 3 de mayo, festividad del hallazgo de la Cruz
- El 14 de septiembre, festividad de la Exaltación de la Cruz.
- Una vez al año en el día que libremente se elija por los fieles.
- Siempre que por devoción se peregrine al Santuario en grupo.
- En las celebraciones de la Solemne Apertura y Clausura del Año Jubilar.
- En los días en los cuales el obispo diocesano presida algún rito solemne.
CONDICIONES USUALES PARA RECIBIR LA GRACIA DEL JUBILEO.
- Visita y participación en cualquier celebración en el Santuario de la Stma. y Vera Cruz de Caravaca, con la devoción e intención de ganar el Jubileo y orar por las intenciones del Sumo Pontífice (no basta una visita turística)
- En caso de no poder participar en una celebración, es suficiente la visita al Santuario y la recitación de una oración por la paz del mundo e intenciones del Romano Pontífice.
- Confesión sacramental y comunión eucarística. No es obligatorio el recibir estos sacramentos indispensablemente en el Santuario ni en el día de la visita. Pueden recibirse unos días antes o después de la peregrinación al Templo de la Cruz, en otra iglesia o en la propia parroquia de los fieles que peregrinen.