El nuncio de Su Santidad el Papa en Honduras, Mons. Novatus Rugambwa, ha visitado estos días la Diócesis de Cartagena. El pasado lunes presidía el inicio del Quinario de la Exaltación de la Vera Cruz en la ciudad de Caravaca. Mons. Rugambwa manifestó su alegría y agradecimiento al Obispo de Cartagena por haberle brindado la oportunidad de peregrinar a Caravaca, una oportunidad, según dijo, “largamente ansiada en mi corazón, de poder venerar la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, cuyo culto y devoción se extiende, como saben, no sólo por España, sino por amplias zonas de América Latina. Así lo he podido comprobar especialmente en Honduras, donde tengo la dicha de representar al Papa Francisco”.
En el primer día del Quinario en preparación a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, Mons. Rugambwa recordó a los presentes que la cruz –hasta la muerte de Cristo, instrumento de suplicio– se convirtió en “fuente de vida, de perdón, de misericordia, signo de reconciliación y de paz”. Destacó que la Iglesia invita a los creyentes a “levantar con orgullo la Cruz gloriosa” para demostrar el amor del “Crucificado por todos los hombres”; y a dar las gracias a Dios porque “de un árbol portador de muerte, ha surgido de nuevo la vida”, muestra de “cuánto nos ha amado Dios”.
Animó a los caravaqueños a no descorazonarse sino a vivir en el mensaje de esperanza de la Santísima Cruz: “la vocación primera del Santuario y de esta ciudad es ser un lugar de encuentro con Dios en la oración, y un lugar de servicio fraterno, especialmente por la acogida a los enfermos, a los pobres y a todos los que sufren. En este lugar se trasparenta la misericordia de Dios”.
Mons. Novatus Rugambwa agradeció, además, el regalo que le hizo la anterior hermana mayor de la Cofradía de la Vera Cruz, Elisa Giménez-Girón, que le envió en abril una réplica de la patrona de Caravaca, que ahora preside el Salón del Pontífice en la Nunciatura Apostólica de Tegucigalpa.